Al grande intelectual de izquierda: Dr. Genaro Salvador Carnero Roque
Fernando Tenorio Tagle
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Siguiendo nietzscheanamente la palabra póstumo, se le puede otorgar el sentido de que alguien o algo, nos habita en su ausencia. Tal es el caso de don Genaro Salvador Carnero Roque a quien el Centro de Investigaciones Jurídico-políticas de la Universidad Autónoma de Tlaxcala le rinde homenaje a través de su revista electrónica Garantismo y Derechos Humanos.
Ciertamente el doctor Carnero Roque es producto de su historia que se devela en el principio “negación de la negación”. Genaro vivió intensamente, como muchos de nosotros, lo que hemos llamado los años de lucha, para algunos la Tercera Guerra Mundial, esto es, la denominada Guerra Fría, la que, durante su desarrollo, evidenció que no era tan fría, se piense no únicamente en las guerras de posguerra sino también en las diversas dictaduras impuestas tanto en el Este como en Occidente, como fueron los casos de América Latina y algunos países forzados del Este europeo, incluida la dictadura de la antigua Unión Soviética.
Si la diferencia era ideológica, como está suficientemente acreditado, dado que, si se adopta la concepción funcional de la ideología de Adam Schaff, a partir de la cual toda actividad discursiva, incluida la ciencia, se encuentra condicionada por la ideología, basta con apreciar la diferenciación de Adolfo Sánchez Vázquez quien distingue entre ciencias ideológicas e ideologías científicas, cuestión más evidente en el territorio de las ciencias sociales. No siempre se tiene consciencia de ello, considérese la apreciación de Karl Marx al afirmar que, en la producción social de su existencia, los hombres traban relaciones necesarias independientes de su voluntad; no obstante, la cuestión es saber ¿de qué lado estamos? A este mismo respecto, tómese en cuenta la apreciación de Maurice Duverger quien, reflexionando sobre la política, en los mismos años de lucha, planteaba el debate de quienes ven a la política como un punto de integración social y de aquellos otros que la consideraban un punto de lucha.
La primera apreciación arriba mencionada se corresponde con los sectores sociales satisfechos, en tanto que la segunda representa la de los sectores insatisfechos socialmente. Al existir dos opciones, no hay duda de que la política se desarrolla a partir de una lucha, ciertamente, la lucha de clases, como antiguamente se señalaba, esto es, la lucha entre las ciencias ideológicas y las ideologías científicas, cuestión que se mantiene hasta nuestros días con discusiones más acaloradas que propiamente científicas, esto es, más emotivas y particularmente nostálgicas para todos aquellos cuando las izquierdas representaban la bandera de la paz y la igualdad.
Lo anterior no obvia los diversos genocidios perpetrados por el Este y el Oeste tanto en sus propios territorios como en las guerras de posguerra. Cuestión que se ha mantenido hasta nuestros días a partir de la construcción de “enemigos”, como han sido los casos de las denominadas guerras postmodernas propiciadas especialmente por la Unión Americana en contra de Irak y Afganistán, por ejemplo.
Las atrocidades de semejantes luchas internas e internacionales han existido siempre desde el contacto de dos pueblos y en cualquier región del planeta. Una síntesis de ello, especialmente desde la invasión de América por Europa se encuentra extraordinariamente narrada por Raúl Zaffaroni en su Colonialismo y Derechos Humanos, cuyo subtítulo lo evidencia: Apuntes para una historia criminal del mundo. Tiempo atrás ya lo había presagiado Chilan Balan quien era conocido como boca de los dioses y, según comenta Eduardo Galeano, recordó lo que todavía no había sucedido: se avecina el tiempo del imperio de la codicia y el mundo se hará pequeño y humillado.
Ciertamente la codicia promueve el absurdo sentimiento de superioridad el que a su vez condiciona las diversas formas de exclusión, siempre asociadas a la violencia en todas sus manifestaciones. Mas esta historia se encuentra íntimamente vinculada con el desarrollo de la ciencia y de la tecnología. Considérese que en un primer momento se mataba en luchas cuerpo a cuerpo y paulatinamente a distancia y en la actualidad sin exponer al atacante a partir de drones. En este sentido, es comprensible que la economía guía tanto a la codicia como a la exclusión social. En cada avance científico y tecnológico, la primera variable que interviene es la economía; tómese en cuenta que los avances astronómicos, propiciaron la consolidación del mercantilismo con la apertura de rutas marítimas; la máquina de vapor hizo madurar el capitalismo como industrial y las telecomunicaciones, la nanotecnología y el chip propiciaron el capitalismo avanzado que se inicia formalmente al término de la Segunda Guerra Mundial y que en poco tiempo daría lugar a nuevas formas de colonialismo. Antes los países desarrollados eran los industrializados y los subdesarrollados eran los países agrícolas; en nuestro tiempo, los países desarrollados son los postindustriales y los subdesarrollados los países industrializados, pero con la grave consecuencia de que la población de estos últimos, solo se constituye como mano de obra barata para la industria de los que hoy denominamos países centrales. Lo anterior ha dado lugar a caracterizar a este mundo globalizado como el escenario de una guerra mundial de clases.
A su vez, los promotores del orden de la comunidad se hacen inmunes a las consecuencias de este, cuestión ya dilucidada por Walter Benjamin en Para la crítica de la violencia: La violencia es el poder que crea al orden y se convierte en aquel poder que lo conserva. A este respecto, es realistamente posible llegar a la conclusión de que las instituciones derivadas del derecho penal se constituyen en la fuerza que sostiene el pacto político real, encubierto por los actuales pactos constitucionales que no han dejado de ser una noble mentira, como Platón definiese a los fundamentos de sus leyes; esto es, lo que luego de Sigmund Freud y Robert Merton, entendemos como funciones manifiestas que encubren a las funciones latentes. En este sentido, demostrado está que la cárcel, como todo castigo precedente, ha nacido para el gobierno de la pobreza, esto es, quienes podrían apreciar a la política como lucha por ser los segmentos socialmente insatisfechos, pero también semejante fuerza se dirige a toda forma de disidencia. Así las cosas, diversas atrocidades como los asesinatos de periodistas, de defensores de derechos humanos, la desaparición forzada de personas y muchos casos más, quedan en la impunidad.
Pero la lucha continúa y puede apreciarse en las diversas trincheras que se tienen a disposición como es el periodismo y la vida académica. En efecto, somos producto de nuestra historia. Genaro Carnero Checa, padre de nuestro homenajeado, con estos escritos dedicó su vida al periodismo y fue y es ampliamente reconocido por sus esfuerzos desde la izquierda clásica de los años de lucha. Resulta, en consecuencia, entendible, que su hijo haya desarrollado estudios en la Universidad de Lumumba en la antigua Unión Soviética, lo que no significa que su espíritu crítico no haya cuestionado a sus enseñantes. Ciertamente la crítica, que se vincula mucho y muy razonablemente con la Escuela de Frankfurt, nace precisamente con la Modernidad, aunque de manera por demás endeble debido a los fundamentos de los órdenes establecidos por las revoluciones norteamericana y francesa del siglo XVIII. Los fundamentos de los órdenes premodernos, todos míticos, centraron su atención en los dioses lo que significó la imposibilidad de cuestionar a seres superiores. Pero cuando se llega a la Modernidad, los fundamentos descienden a la faz de la tierra, esto es, como fundamentos naturales, de ahí que del derecho divino se transitó al derecho natural, en cualquier caso, como noble mentira. No obstante, endeblemente, insisto, era posible cuestionar a los propios pares. De ahí que Octavio Paz aprecie en Los Hijos del Limo, a la verdad de nuestro tiempo como una verdad crítica.
La naturaleza de las cosas como nuevo fundamento propició que solo eran trabajos científicos los desarrollados por las ciencias naturales dejando otros estudios con el rubro de humanidades y gravemente en razón del positivismo filosófico ascendieron como científicos quienes reflexionaban sobre las prácticas o relaciones sociales, esto es, las ciencias sociales que no han dejado todavía de denominarlas ciencias suaves, sin embargo, semejantes estudios se efectuaron con los criterios de la naturaleza lo que conllevó a considerar a los pobres como personas inferiores. Por semejantes antecedentes vendría a aparecer en Nueva York la Escuela de Frankfurt precisamente con el título Teoría crítica de la realidad.
Sobre la base de esa crítica, Genaro Carnero Roque vendría a desarrollar su vida intelectual en diversas partes de América Latina como el caso del Perú, su lugar de nacimiento, como en México en diversas instituciones, cerrando su camino en Tlaxcala, ya terminada la Guerra Fría en la que evidentemente resultaría victorioso el capitalismo avanzado.
Durante esa guerra, anecdóticamente puede afirmarse que el amor de su vida, la doctora Rosario Prisauto, mientras Genaro estudiaba en la Unión Soviética, ella se encontraba también estudiando en Argentina la carrera de medicina, en tiempos de dictadura y en breve tiempo recibió una postal de Moscú enviada por Genaro. Ello ocasionó que las fuerzas del orden dictatorial argentino la visitasen en su domicilio, siendo cuestionada por la recepción de semejante postal y entonces presumiblemente espía del Este europeo. En cambio, nuestro homenajeado, dado el carácter crítico y cuestionador de las políticas de la Unión Soviética, era sospechoso de ser espía de Occidente, especialmente de la CIA. Por fortuna, luego de que ambos se casaran con otras parejas y procrearan hijos, se unieron en matrimonio.
Es altamente probable que en razón de nuestra convergente ideología don Genaro y quien aquí escribe hayamos sido amigos y conversadores por mucho tiempo. Se le extraña. Y considero que hay que destacar que, al ser investigador y profesor de tiempo completo, era quien más acudía a trabajar en nuestro centro de investigación.
Al final de estos escritos se agrega una síntesis curricular en la cual se encuentran dos libros que me permití prologar a mi querido colega, así como unas fotografías que dan cuenta de su familia, de sus amigos, así como una liga de Youtube que da cuenta lo que significaba ser comunista en esos viejos tiempos de la Guerra Fría.
Querido Genaro nos sigues habitando en tu ausencia.
“Alguno era comunista”.
Giorgio Gaber
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